En la actualidad, desde el punto de vista urbanístico, las Majolicas constituyen una próspera barriada de Alfacar. Enlos últimos años su desarrollo y crecimiento ha sido muy significativo. Hasta la primera mitad del S XX era una zona prácticamente despoblada. El Peñón de las Majolicas es todo un símbolo en la orografía del pueblo, hoy desdibujado debido a las construcciones realizadas en sus alrededores. Los que ya tenemos cierta edad, recordamos como aquella zona era la elegida en las fiestas del pueblo para realizar competiciones, de tiro al gallo primero, y de tiro al plato después. Éramos muchos niños los que lográbamos alcanzar su cima para, desde esta atalaya, presenciar el espectáculo, Son vagos recuerdos, que casi se han borrado con el transcurrir de los años, cosa que no deja de ser anecdótica. La importancia de las Majolicas y de su entorno es primordial desde las perspectivas geológica y arqueológica. Su configuración, su situación y sus características hicieron posible que allí se asentara el primer núcleo de población de la zona durante la Edad de Piedra. Numerosos estudios realizados en las últimas décadas por prestigiosos investigadores y profesores universitarios han ido sacando a la luz la importancia y el papel jugado por estos parajes. Las Majolicas es uno de los numerosos e importantes yacimientos arqueológicos de la provincia de Granada. Un estudio realizado por Mª S. Domingo y Mª T. Alberdi muestra como ya en los años cincuenta del siglo pasado, Emiliano Aguirre encontró en las Majolicas restos de mamíferos correspondientes al Pleistoceno. Dicho periodo transcurre desde hace 1,2 millones de años, hasta hace unos 9.000 años antes de la época actual. Se identificaron cuatrocientos sesenta y nueve restos de cérvidos (Cervus elaphus), una especie de ciervo autóctono, de menor tamaño que el de otros que habitaban lo que actualmente es el Norte de España, en la Cordillera Cantábrica. Asimismo, lograron identificar restos fósiles de otros mamíferos correspondientes a alces, equinos (caballos), lagomorfos (orden de mamíferos parecidos a los roedores, pero con dos pares de incisivos superiores, como el conejo) y otros. Gerin identificó el llamado Rinoceronte de las Majolicas en 1980 (Dicerorhinus hemitoechus). Cedeño, en 1990 lo describe e identifica como Stephanorhinus hemitoechus. No es muy abundante el material de este periodo ya que muchos restos se encuentran incrustados en el travertino o por estar demasiado fragmentados. Es en el Neolítico (entre 9.000 y 3.500 años antes de la época actual) cuando adquiere importancia, ya que entonces se produjeron los primeros asentamientos humanos en la zona. No se han encontrado restos humanos, ni de su actividad, correspondientes al Paleolítico. El hombre del Paleolítico era nómada. Vivía de la caza, la pesca y de los frutos que recolectaba. Es en el Neolítico cuando se produce la primera gran revolución cultural, tecnológica y social en la prehistoria. El Homo sapiens dejó de ser nómada. Aprendió a cultivar los campos y a domesticar animales. Es el comienzo de la agricultura y la ganadería. Se hace sedentario, aparecen los primeros poblados. El cambio climático producido tras la última glaciación (hace unos 10.000 años) propició que aquellas gentes fuesen abandonando paulatinamente las cuevas que hasta entonces les servían de vivienda. Dejan las laderas montañosas para establecerse en lugares llanos, como las vegas, esenciales para el desarrollo de la agricultura. Aparece un nuevo tipo de industria lítica. Aprenden a pulir la piedra y a fabricar herramientas y utensilios para diversos usos, como azadas de piedra y madera, armas como arcos, flechas, lanzas mazas, hachas... Otro hito importante de esta época es la invención de la cerámica. Descubren la forma de amasar y modelar, a partir de la arcilla, ollas y otros recipientes que les servirían para guardar semillas y productos de las cosechas. Para los enterramientos se construyen monumentos megalíticos, como los menhires (piedras verticales clavadas en el suelo) y los dólmenes (con piedras verticales clavadas en el suelo y otras horizontales colocadas encima). Elaboran símbolos y grabados con significado mágico y religioso. Aparece la división del trabajo. La caza y la recolección son sustituidas por otras actividades que requieren mayor especialización. Los pobladores neolíticos en Andalucía Oriental reciben la denominación de Cultura de las Cuevas (Navarrete). Los restos encontrados en este importante yacimiento se distribuyen en torno a una serie de mesetas escalonadas (Molina). En una brecha conocida como el Tajo de las Majolicas, formada por el desprendimiento del techo de una cueva es donde se han encontrado mayor número de restos de esta cultura neolítica. En 1964, M. Pellicer encontró en la superficie del Llano de las Canteras restos cerámicos e industria lítica (Herramientas y utensilios de sílex). Entre los años 1968 - 1970 F. Molina González, bajo la supervisión de A. Arribas Palau, realizó diversas prospecciones en la zona de las Majolicas. Extrajeron más de 700 restos cerámicos provenientes de la Cueva de las Majolicas y su entorno. Estos materiales datan de hace unos 6.000 a 3.000 años. La técnica predominante en esta cerámica es la incisión. Otros fragmentos presentan diferentes elementos decorativos y de fabricación (Cerámicas impresas, incisas y puntilleadas). En unas se denota una buena selección y preparación de la arcilla. En general es una cerámica de buena calidad y muy cuidada. Son dos los enclaves arqueológicos de la zona. Uno formado por sepulturas megalíticas, que corresponde a la más tardía Edad del Cobre y el otro la cueva, propiamente dicha.Queda demostrado que el vestigio humano más antiguo de la prehistoria alfacareña tuvo su ubicación en las Majolicas. Los hallazgos se extienden desde los Hornillos hasta el Morquil. En la actualidad toda la zona está urbanizada y poblada. Incluso sobre algunas de las prospecciones se han edificado viviendas. El Tajo de las Majolicas está formado por travertino. Todo él es como un gran fósil que refleja el paisaje de hace medio millón de años. En él abundaban las pozas y cascadas por donde circulaba el agua proveniente del acuífero de la actual Sierra de la Alfaguara. El mismo que aún sigue alimentando a la Fuente Grande y a otras de las existentes en el municipio como las del Morquil o la Fuente Chica. Algunos de los restos humanos encontrados en las Majolicas presentan incisiones craneales y algunos huesos presentan huellas y señales de haber sufrido descarnación. Se ignora si por canibalismo o por prácticas rituales funerarias. Esto es prehistoria. El nombre actual de la localidad, Alfacar, proviene del árabe y significa “Alquería del Alfarero” La alfarería y la cerámica, de gran raigambre y tradición en la zona, tuvo su origen en el Neolítico. Fue, quizá, en el Barranco de las Majolicas, llamado también de Los Escurrizos, o en sus aledaños, donde nuestros más antiguos y primitivos ancestros aprendieron a amasar la arcilla, a darle forma y a fabricar diversos utensilios. No es mucho lo que nos ha llegado. Fragmentado y en pequeñas dosis, pero suficiente para poder afirmar, sin temor a equivocaciones, que allí está nuestra cuna, En ese añejo y desgarbado tajo comenzó a fraguarse nuestro presente. Se desarrolló una actividad, que con el paso de los siglos ha dado nombre a este pueblo: Alquería del Alfarero... Alfacar... Hace milenios que los primeros alfareros iniciaron su labor en ese rincón llamado Las Majolicas. Debido a su importancia, el yacimiento de las Majolicas fue denominado Bien de Interés Cultural (BOE Nº 155 de 29-6-1985).
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