ALFACAR HASTA LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX

Los datos están extraídos del Diccionario Geográfico - Estadístico - Histórico de España y sus posesiones de ultramar (Volumen I, página 533), de Don Pascual Madoz. Año 1843.

 

Mucho han variado las circunstancias y características del pueblo en estos últimos 170 años. En la citada obra se hace una breve, somera, concisa, precisa y pormenorizada descripción del municipio, de su geografía, características, industria y costumbres de la época, que se remontan a siglos atrás, pero existen algunas que aún permanecen. Otras son un vago recuerdo. Todas ellas han configurado lo que somos, como pueblo y como comunidad.

 

CARACTERÍSTICAS GEOGRÁFICAS:

El término de Alfacar limita al E con la Sierra de Huétor Santillán, al SE con Víznar, al SO con Jun y al N con Nívar. Su orografía está formada por cerros que se extienden de E a O, con extensos olivares. Entre ellos existen pequeños valles. Sus tierras son arcillosas, calizas y gredosas. En la cúspide de la Sierra comienza la dehesa de la Algaguara, poblada de encinas, quejigos, pinos, espinos, arbustos y buenos pastos.

 

URBANISMO:

- EDIFICACIONES CIVILES:

. Doscientas noventa casas, de las que diez son de campo.

. Diez calles, cuatro plazas y cinco plazuelas. (La mayoría de las calles estaban empedradas, con cantos rodados. Muchas de ellas han perdurado hasta los años sesenta y setenta del pasado siglo en que fueron asfaltadas). Menciona la Plazuela del Baño, donde en la casa del mismo nombre, aún existente, se bañaban los sacerdotes mahometanos, según la tradición.

. Ayuntamiento.

. Pósito.

. Cárcel.

. Dos escuelas de primera enseñanza, una masculina y otra femenina.

- EDIFICACIONES RELIGIOSAS:

. Una Iglesia Parroquial, la de la Asunción, atendida por un cura párroco, un teniente y un beneficiado.

. Dos ermitas. Una en el mismo pueblo, bajo la advocación de la Santísima Trinidad y otra en el camino de Granada, bajo la advocación de San Sebastián, patrono del pueblo.

. En el S XVIII se descubrió un pequeño Ecce-Homo, conocido como Nuestro Señor del Prado, bajo la cruz de piedra, que todavía perdura, pese a los deseos de algún edil reciente, en la plaza del mismo nombre. Dicha imagen, se encuentra en la actualidad en una pequeña hornacina a los pies de la imagen de la Inmaculada Concepción en el altar dedicado a su culto en la Iglesia de la Asunción.

- VIALES:

 El único camino de ruedas era el que conducía a Granada, en no muy buen estado. Los demás caminos agrícolas eran veredas, transitables solamente cuando el tiempo era seco 

 

MANANTIALES:

Según el citado diccionario, “de dicha Sierra nace la Fuente grande, de exquisitas aguas que pasan por Víznar y la alquería del Fargue y provee de agua al Albayzín, Alcazaba y otros barrios de Granada y de riego a muchas tierras entre ellas los cármenes del pago de Aynadamar. A cien pasos al O se encuentra la fuente del Morquí, que da agua y riega a Jun. La Fuente Chica atraviesa sus calles, con dos puentes, Dicha fuente surte de agua a cinco pilares, mueve ocho molinos harineros y va a parar al arrollo de Allar, de poca agua pero cauce profundo y mueve otros nueve molinos.

La propiedad del agua de esta fuente duraba desde la hora de la mañana en que puede leerse una carta hasta las cuatro de la tarde. Desde esa hora hasta otro día lo era de los molinos de Pulianas, Pulianillas, Jun y Maracena.

 

AGRICULTURA:

La producción agraria era fundamentalmente de trigo, buen aceite, habas, lentejas, maíz, habichuelas, patatas, uvas, higos, priscos y melocotones, toda clase de legumbres y hortalizas.

 

GANADERÍA:

Para las labores del campo se contaba con cincuenta pares de mulas y algún ganado asnal. Se criaban, además, gallinas, cerdos, liebres, conejos, perdices y chochas. En la dehesa eran abundantes los lobos y las víboras.

 

INDUSTRIA:

Existían tres canteras de piedra. La más importante era la del Rey, cuya piedra era más dura, y las otras dos de piedra más blanda. Cuatro yeseras producían un excelente yeso. El citado diccionario menciona la existencia de una mina de carbón piedra, entre el N  y el E. Por esa época ya estaba abandonada y hundida.

La principal industria era, y sigue siendo, la panadería. La mayor parte de los vecinos eran panaderos, horneros, molineros y agricultores. Habla de la existencia de diecisiete molinos de harina, cinco de aceite y de doce hornos de pan. Éstos cocían diariamente trescientas fanegas de trigo, que surtían de pan a Granada. Con el precio de la venta compraban cada día el trigo que necesitaban en la alhóndiga de la capital. Cada uno tenía que efectuar luego su propia molienda en alguno de los molinos existentes. Muchos de ellos completaban sus ingresos con trabajos agrícolas. En el S XX, durante varias décadas, mi abuelo, que era maestro hornero (maeso), para alimentar a su extensa prole (doce hijos) cultivaba las fincas de su propiedad y otras en arriendo. En esas labores agrícolas participaban sus hijos mayores. Las hijas ayudaban a su madre en los trabajos caseros y en el cuidado de sus hermanos de menor edad.

 

 

PRESUPUESTO MUNICIPAL:

Era de ocho a nueve mil reales. Los gastos se cubrían con el arrendamiento de pastos y varias casas de propiedad municipal. El déficit se conjugaba por repartimiento vecinal.

 

ESTADO DE LAS VIVIENDAS:

En esa época, hace más de ciento setenta años, la mayoría se conservaban en el mismo estado en que las dejaron los árabes.

 

CENSO:

El total de familias censadas era de doscientas treinta y una familia. Mil cuarenta y nueve habitantes.

 

A MODO DE EPÍLOGO:

En la actualidad han desaparecido todos los molinos harineros. El último dejó de funcionar hace menos de cuarenta años. Alguno se conserva semiderruído (como el de La Puente), otros (como el molino Guillén) son una ruina total. De la mayoría no queda vestigio alguno. Tan solo sigue funcionando un molino de aceite, totalmente modernizado, en régimen de cooperativa. Acoge la totalidad de la producción oleicola local y alguna procedente de otros municipios.

 

En algunas viviendas se conservan muelas cilíndricas y cónicas procedentes de los antiguos molinos de trigo y de aceituna. Unas en plan decorativo, otras formando parte del pavimento de patios y terrazas. La práctica totalidad de los antiguos hornos morunos ha desaparecido. La industria panadera, totalmente vigente y en auge, ha sufrido las lógicas transformaciones técnicas y tecnológicas.

 

Lo mismo cabe decir de la agricultura. Permanecen los olivares, pero salvo algunos pequeños cultivos familiares de hortalizas, viñedos y frutales, han dejado de cultivarse los cereales. 

 

La actividad ganadera, salvo alguna excepción significativa, ha dejado de existir. Por las calles del pueblo ya no circulan mulos ni asnos. Tradiciones ancestrales como la matanza del cerdo, se ha reducido a la mínima expresión. De igual forma, la cría de gallinas y conejos ha desaparecido casi por completo. En sus fuentes no abrevan tampoco cabras y ovejas.

 

 Las canteras, las yeseras y los tejares (de los que no se habla en el Diccionario de D. Pascual Madoz) han dejado de existir.

 

El censo supera en la actualidad los cinco mil habitantes. Quedan muy pocas edificaciones antiguas. Son los signos del progreso, del cambio de estilo de vida y de actividad de un pueblo orgulloso de su pasado, de su presente e ilusionado con su futuro.

 

Juan Evangelista Molero Hita

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